Cese de pleitos discriminatorios en la oposición
Somos muchos quienes repudiamos toxicidad de la jauría liderada por múltiples dirigencias políticas. Promueven odio, resentimiento, venganza, cacería de brujas, y desprecio por quienes ejercieron su libertad democrática de votar por opciones que no son del agrado de dicha jauría. Su derrotismo es insoportable. ¿Cuál es la necesidad de reivindicar que somos ineptos e incapaces de proponer absolutamente nada? Con tal actitud estorbamos a quienes sí están dispuestos a hacer algo. Nuestro único mérito es meramente criticar tanto al gobierno, como a la oposición, y hasta a los guerreros del teclado. No olvidaremos cómo se nos enviaba a la calle a marchar, luego las dirigencias eran rescatadas en moto, y a los autoconvocados nos dejaban el pelero.
No confundamos poderes judicial y ejecutivo. No generan entusiasmo masivo precandidaturas presidenciales carentes de visión ejecutiva o de liderazgo hacia el futuro. Arroparse en imponderables decisiones de un poder judicial que será renovado contraviene separación de poderes. Sugerimos no abusar del vocablo pueblo: tiene connotación de masa apta para ser influida por estrategias políticas anticuadas. La ciudadanía tiene el reto de organizarse y ejercer su democracia en formas inéditas.
Repudiamos visiones de país elitescas y excluyentes, que impiden a amplios sectores de Venezuela ejercer derechos políticos. Se acusa malhumoradamente al prójimo de haber votado por o militado en partidos oficialistas. Libre ejercicio democrático no es delito punible como lo hacen ver. Tales propuestas no son democráticas y tampoco son apoyadas por Estados Unidos, quienes son los únicos que nos proporcionan algo de fuerza para negociar. Elliott Abrams ha reiterado hasta la saciedad que todos los venezolanos somos libres para participar. Nuestra cultura no es el apartheid.
La democracia establece que cada adulto mayor a dieciocho años tiene derecho al voto y puede postularse a cargos públicos. Es sospechoso que minorías que caracterizadas por el rechazo popular, pretendan imponer artilugios que dificulten la participación de ciudadanía deseosa de expresarse. Quizás no hayamos revisado con detenimiento trece puntos y dos garantías de propuesta estadounidense para la transición. Voceros como Pompeo, Brownfield y Abrams aclaran explícitamente que Maduro puede postularse como candidato presidencial, dado que en elecciones libres él perdería. La opción política aun no ha sido agotada. En caso que régimen de Maduro prefiera rechazar la atractiva propuesta de salida que fue ofrecida por el departamento de estado, el departamento de justicia procedería a auspiciar la captura de quienes fueron recientemente solicitados.
Si llegasen a proponerse candidaturas con las características descritas por quienes en su amarillismo se jactan de denunciar delitos, posiblemente la ciudadanía estaría inclinada a votar por otras propuestas alternas. De ese modo garantizaríamos que los menos idóneos no accedan al poder. El voto popular es sagrado y debe acatarse.
Es notoria y conveniente la disposición de Guaidó para entenderse con Trump (republicano) y Pelosi (demócrata) en Estados Unidos; con Johnson (tory) y Blair (laborista) en el Reino Unido. El diálogo es adecuado para profundizar en pluralidad. Son sólo los extremistas quienes no desean dialogar. Hace más de dos décadas Tony Blair estaba activo promoviendo actuación de la comunidad internacional. Su veteranía promete arrojar sindéresis a la caótica crisis política que padecemos.
Es desesperante observar cómo arrecia interés por acusar y arrasar exhaustivamente a cualquiera que proponga alternativas. Entusiasmo se ciñe en exigencias inamovibles. Se anhela continuidad de cada diatriba hasta mucho después que se logre cambio de régimen. Sigamos dividiendo. Las historias trágicas ya están fastidiosas y repetitivas. Buscamos buena vibra una vez salgamos de este régimen y tanta promoción de odio, venganza, resentimiento y cacería de brujas sólo motivan repudio de un electorado hastiado de indigestas alternativas tan sanguinarias e intolerantes.
Rubén Rivero Capriles
Caracas, Venezuela
Fotografía Zulima González @mazuly , 40 Grados Bajo el Sol
Pavo Real, Santiago de Chile