Colaboracionismo contraataca

Colaboracionismo tiene como fin impedir que extremismo acceda a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Primarias sin CNE están diseñadas para privilegiar votación de simpatizantes del extremismo, pues excluyen participación masiva en sectores geográficos afines al colaboracionismo.

Rafael Arráiz Lucca sugiere otro mecanismo para definir candidaturas. Ni Benjamín Rausseo ni Manuel Rosales toleran transferir su legítimo capital político al servicio de su más sectaria contrincante. Colaboracionismo prefiere no endosar su maquinaria a un extremismo experto en implosionar pluralidad de coaliciones.

Kico Bautista y Enrique Ochoa Antich se niegan rotundamente a votar por el extremismo. Alacranes revertirán al oficialismo como castigo al extremismo. Hermann Escarrá y Luis Ratti sugieren inhabilitación de candidaturas que auspicien invasión, intervención, bloqueo, sanciones, o similares mecanismos de traición a la patria.

Oficialismo y colaboracionismo mantienen largo historial de diálogo, cuya ruptura constituye amenazante oferta electoral del extremismo. Presunta presidencia extremista fomentaría desavenencias con Colombia, Brasil, Guyana, Cuba, China, Rusia, Bielorrusia, Turquía, Irán, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes, Argelia, Sudáfrica y demás aliados de Venezuela.

Es impertinente restaurar sumisión a Estados Unidos, Canadá y Unión Europea sin levantamiento previo de sanciones. OTAN mantendrá, hasta el final, bases militares en Aruba y Curazao, desde las cuales concretarían la invasión que ansía el extremismo. No repliquemos guerras de Ucrania. Colaboracionismo y oficialismo requieren consenso para contrarrestar tan inminente amenaza.

Rubén Rivero Capriles

Caracas, Venezuela

Fotografía Platon , 40 Grados Bajo el Sol

Nuevo Orden 159