No tenemos candidatos, independientemente de condiciones
Asamblea Nacional considera integrarse a la mesa de diálogo. Negociación política es el mecanismo exigido por una comunidad internacional que ya no nos soporta más. Dicha negociación política, según acuerdo parlamentario del 1 octubre 2019, es suscrita por los venezolanos para la transición pacífica a la democratización de Venezuela. No se suministran estudios de opinión que respalden tan temeraria conjetura.
Se observa desesperación por legalizar partidos eliminados, asumiendo que todavía conserven algo de capital político ya dilapidado. Instruirán a su militancia para apoyar un acuerdo de cohabitación y garantías para el régimen. La urgencia por reanudar festividades electorales es tal que se promete impunidad a quienes delinquieron a cambio de modificaciones cosméticas en el consejo nacional electoral.
La opacidad de esta ruta política integral recién informada, en contravención con un cese de la usurpación ya en desuso, impide apoyar cualquier candidatura que surja en esta coyuntura. Ratificamos la abstención como el método más expedito para salir definitivamente de esta ineficaz dirigencia política, cuya caducidad sigue a la vista.
Infructuosamente exigimos contundencia a la comunidad internacional. Personalidades de nuestra primera oleada de diáspora incitan a la xenofobia: instan a quienes permanecemos en territorio venezolano a que arriesguemos nuestras vidas exterminando compatriotas, como requisito para ellos repatriar sus divisas con comodidad.
Nos hemos vuelto insoportables. Las consecuencias de esta moda irascible recaen en xenofobia contra oleadas recientes de diáspora. ¿Hasta cuándo haremos el ridículo suplicando intervención de países que nos odian? Es lamentable el desfase en estrategias políticas que cada vez son más repudiables y deplorables.
La abstención es fundamental para lograr que diputados enquistados se desincorporen de curules en las cuales han estorbado durante décadas de carrera. Fueron emocionantes las manifestaciones de júbilo ayer en las calles de Perú, donde por fin se logró que dirigencias políticas acostumbradas a atribuirse vocería de la oposición, fueran disueltas.
Los ciudadanos en Venezuela también lograremos hacernos respetar por quienes durante tantos años abusaron de nuestra votación y credulidad. Seremos convocados a romerías electorales partidistas del G4. Resultará ameno verlos suplicándonos a la ciudadanía que nuevamente confiemos en ellos, luego de tanta traición.
Rubén Rivero Capriles
Caracas, Venezuela
Fotografía Mónica Valbuena @soymonikbea , 40 Grados bajo el Sol